Finkel, D. (2008). dar clase con la boca cerrada. Barcelona: Publicacions de la Universitat de València (Traducción de Óscar Barberá, título original: Teaching with your mouth shit, 2000)
Autor
Consuelo Navarro, Bertha
ISSN
2311-22122310-4767
Metadatos
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El libro de Don Finkel, desde su título, dar clase con la boca cerrada provoca la imaginación e invita a lector a construir su comprensión de lo que puede significar y suponer crear entornos de aprendizaje. Para este maestro estadounidense, en el ejercicio pedagógico, aprender debe constituirse en el objetivo y enseñar en el medio; de esta premisa surge su esfuerzo por crear aquellas circunstancias que conduzcan al aprendizaje relevante en terceras personas.dar clase con la boca cerrada es la sistematización, durante su año sabático (1996-97), de treinta años de docencia universitaria, experimentando,disentiendo, reflexionando y escribiendo sobre pedagogía desde que ingresara a la University of Washington y, luego, a The Evergreen State College. Finkel reconoce en su libro que fue esta última institución la que, al no poner límites a la capacidad de sus profesores para experimentar su docencia, significó para él la oportunidad que buscaba para, desde su praxis en aula, cuestionar el modelo arquetípico de dar clases entendido como narrar clara y cuidadosamente.Cuestionar modelos arquetípicos no es tarea sencilla, pues no es fácil ni sencillo borrar los ideales culturales; más aún cuando en la memoria colectiva – reflejada en parámetros e instrumentos de evaluación docentes- ‘vemos’ al buen profesor como alguien que dice, que explica, cuya palabra es la Palabra que ilumina y permite el aprender. Incluso, se concibe al buen maestro como aquel que vive el Síndrome de Atlas, es decir, que carga sobre sus hombros todas las responsabilidades del proceso de aprendizaje.Finkel organiza dar clase con la boca cerrada en ocho capítulos que van cuestionando el modelo arquetípico aludido, mientras propone cómo, si pretendemos que nuestros alumnos aprendan con profundidad y que aprendan a ejercer el control de su propio aprendizaje, es necesario propiciar la voz de los libros, el diálogo entre estudiantes, el diálogo – de igual a igual- entre docentes y estudiantes, así como cultivar el arte de escribir, pues nos permite hacer la clase en silencio. Además, este autor, se ocupa también de propiciar la investigación estudiantil como una experiencia compartida de indagación para resolver problemas o preguntas que susciten particular interés. Otra propuesta que encontramos en este libro, es la de compartir la cátedra o sea dar clase con un colega en un esfuerzo de enseñanza colegiada.Conviene precisar que el autor mantiene el texto completamente libre de teoría; aunque toda su praxis, como él lo señala, se desarrolló bajo el influjo de la filosofía y la psicología que describe en la sección del apunte bibliográfico.Esta omisión adrede se explica desde la intención misma de Finkel, la que no es presentar un nuevo modelo didáctico, sino más bien, desde su compromiso con la razón, la libertad y la democracia socializar su experiencia y provocar conversaciones en torno a la construcción de aulas auténticas.